LA CAMPANA DE LA JUSTICIA
(Cuento italiano)
En el centro de un pueblecito
italiano llamado Atri había una campana muy brillante y muy bien cuidada. La
gente la llamaba “la campana de la justicia”, porque sólo sonaba cuando alguien
que había sido tratado injustamente necesitaba ayuda, a fin de reparar el daño
que le hubieran causado.
Cualquiera, rico, pobre, joven, o
viejo, podía jalar la cuerda, y el alcalde, junto con su secretario, acudía
para arreglar alguna desavenencia. En general, los habitantes se llevaban bien
y pocas veces se oía tocar la campana.
Con el tiempo la cuerda se desgastó
muchísimo y el alcalde mandó comprar otra. Mientras la traían, el secretario le
piso una liana muy larga.
Cerca del pueblo vivía un viejo
caballero que de joven había combatido en muchas batallas. Después se convirtió
en un rico granjero, pero con el tiempo, fastidiado, vendió todo y sólo se
quedó con un viejo caballo.
Un día tampoco quiso al caballo y
los echó fuera del corral.
El pobre animal vagó por campos. Estaba
hambriento y no encontraba nada para
comer. Así llegó al centro del pueblo y de repente vio colgada de una campana
una hermosa y verde liana. Nadie se había dado cuenta de su presencia y el
caballo fallecido de hambre, intentó darle un mordisco a la rama pero, al
halarla, la campana empezó a tocar: ¡din, don, dan!
La gente del pueblo, intrigada,
salió presurosa de sus casas para ver quién había tocado la campana. También salió
el alcalde. Llegaron frente a la campana y se sorprendieron de ver al caballo
que, muy quitado de la pena, comía y comía.
-Yo conozco este caballo – dijo el
alcalde -, es del viejo caballero. Le sirvió en muchas batallas y siempre fue
un corcel valiente y leal. Ahora es un pobre animal hambriento y sin hogar.
-Merece que se haga justicia como a
cualquier persona
-dijeron algunos-
-Traigan al viejo caballero –mandó el
alcalde.
El viejo caballero llegó todo
compungido, y el alcalde pronunció su sentencia:
-Este animal te sirvió por muchos
años. Ahora que es viejo lo has abandonado para que busque comida y refugio por
sí solo y tú tienes mucho dinero para cuidar de él… Te mando que pagues para
que reciba comida y cuidados por el resto de su vida.
El viejo caballero arrepentido,
reconoció su proceder y cuidó a su caballo hasta que éste murió después de
algunos años.
Valores con Cuentos y actividades
para niños. Elsa Rodríguez
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